Las catástrofes naturales, como la reciente DANA en Valencia y otras partes de España, dejan tras de sí un rastro de destrucción material que es evidente para todos. Sin embargo, existe otra dimensión de las catástrofes que a menudo pasa desapercibida: el impacto psicológico en las personas afectadas. Hoy, en el blog de MyCAXA, hablamos sobre la importancia de la cobertura psicológica ante catástrofes naturales.

Cobertura psicológica ante catástrofes naturales

Las catástrofes naturales han revelado la necesidad urgente de integrar coberturas psicológicas en los seguros de salud.

Se trata de un fenómeno meteorológico extremo, caracterizado por lluvias torrenciales y fuertes inundaciones. Este no solo ha causado daños materiales, sino también un profundo impacto emocional en la población. Así, ha puesto en relevancia el valor de la atención psicológica para quienes enfrentan estas situaciones.

Eventos como la DANA generan estrés, ansiedad y, en algunos casos, trastorno de estrés postraumático (TEPT). La incertidumbre, la pérdida de pertenencias y los riesgos para la vida y la salud física generan un trauma emocional que puede prolongarse más allá del evento en sí.

Estudios sobre el impacto de catástrofes climáticas similares han mostrado que las personas expuestas a estos desastres pueden experimentar síntomas de ansiedad y depresión a largo plazo. Todo esto afecta a su calidad de vida y sus relaciones interpersonales.

El acceso a servicios de salud mental tras una catástrofe natural es crucial para mitigar las consecuencias emocionales y evitar el deterioro psicológico de los afectados.

En este contexto, muchas aseguradoras como AXA, incluimos coberturas específicas para atención psicológica en sus seguros de salud. Somos conscientes de la importancia de la intervención temprana y del apoyo profesional en estos casos.

Beneficios de las coberturas psicológicas

Disponer de cobertura psicológica ante catástrofes naturales ofrece múltiples beneficios.

Las sesiones de apoyo y asesoramiento ayudan a los afectados a gestionar el impacto emocional, disminuyen el riesgo de padecer TEPT. Al mismo tiempo, promueven una recuperación emocional más rápida y efectiva.

Además, la atención psicológica reduce la carga para el sistema de salud pública, que a menudo enfrenta una alta demanda de servicios tras eventos de esta magnitud.

Finalmente, el estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades físicas.

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